La exigencia que nos deja hambrientos

¿Para qué te sirve?

Unos náufragos hambrientos tienen la suerte de encontrar una lata de atún mientras están en alta mar.

Este cómico spot nos sirve para hablar de la exigencia, ya la hemos trabajado en otros vídeos de @Estimulando. Los náufragos dejan pasar una oportunidad por ser demasiado exigentes con las propiedades y nutrientes del atún. Una reflexión a modo de parodia que seguro nos recuerda a situaciones más reales en las que hemos dejado pasar oportunidades por nuestra exigencia o inflexibilidad. Seguro que muchos, en alguna ocasión y a nuestra manera, hemos sido presas de esta excesiva exigencia, generándonos un malestar y una insatisfacción. Ser responsable en nuestra vida, luchar o no resignarnos con lo que creemos que es justo o importante para nosotros, no es malo, el problema es cuando una elevada dosis de perfeccionismo nos cierra puertas en vez de abrírnoslas.

Ese compañero o colaborador que creemos que no hace nada bien, esa relación de pareja a la que dijimos que no porque no era tal y como la habíamos soñado o nos habían contando en las películas, esa mala experiencia en un restaurante que frustró toda nuestra velada porque considerabámos que el servicio no era el esperado, un trabajo para el que somos incapaces de encontrar ni un solo aspecto positivo… ¡son miles los ejemplos!

La persona perfeccionista busca un ideal y para conseguirlo se autoexige y exige a los demás. En muchas ocasiones la exigencia nos impide aceptar algunas cosas tal y como son, y lo principal, nos impide aceptarnos a nosotros mismos. Las personas muy perfeccionistas tienen sus sombras: sienten miedo, se muestran preocupadas y sufren. Necesitan sentir que tienen el control de sí mismas, de su entorno, del mundo…Por ello ser perfeccionista y muy exigente no sale a cuenta. Podemos cambiar esta tendencia por una mucho más sana, aprender a aceptarnos tal y como somos, con nuestras cosas buenas y malas, saber que no hace falta que las cosas sean siempre perfectas, sino suficientemente buenas para nosotros, saber que hemos dado lo mejor de nosotros en ese momento y que siempre habrá márgenes de mejora, ¡y bienvenidos sean para seguir creciendo! La clave es que la exigencia no nos limite, no impida que vivamos las cosas con disfrute. Las personas que no buscan la perfección se sienten seguras de sí mismas, confiadas y, por tanto, también confían en las capacidades de otras personas.

Este corto también nos recuerda a la tesis de Barry Schwartz. Este sociólogo nos habla sobre cómo la abundancia de opciones en vez de generarnos más satisfacción, nos la roba. También de cómo simplificar nuestras decisiones buscando aquello que sea bueno para nosotros y no dejándonos llevar por las presiones de otros o de la sociedad (Ver «Amplía Información»).

Reflexiona y actúa

¿Qué conclusiones obtienes del vídeo? ¿Qué piensas de los protagonistas? ¿Qué hubieras hecho tú en su lugar? ¿Qué les hubieras dicho si hubieras estado allí? ¿Qué paralelismos encuentras con la realidad?

¿Alguna vez te ha pasado algo similar? ¿Eres una persona exigente, inflexible? ¿En qué ámbitos sí y en qué ámbitos menos? En los ámbitos en los que lo eres más, ¿crees que la exigencia te ha abierto puertas o te las ha cerrado? ¿Alguna vez perdiste alguna oportunidad por ser «demasiado exigente»? ¿Qué hubieras hecho diferente ahora? ¿Con qué otra cosa podrías sustituir la exigencia? ¿Qué de la exigencia te lastra y tendrías que soltar? ¿Y con qué parte buena te quedarías? ¿Harás algo diferente después de ver este vídeo?

 

Amplía información

Recomendamos esta charla TED de Barry Schwartz sobre la paradoja de elegir.

Un artículo en la sección de psicología de @elpaissemanal: «Radiografía de los perfeccionistas«.

También otro post @mntemaravillosa: «Cuando la exigencia nos exige demasiado«.

Y en cuanto a la exigencia con niños, recomendamos: «Los niños necesitan ser felices, no ser los mejores«, de @Psicojen.

Por último, os recordamos este vídeo en @Estimulando: «Peligrosamente perfeccionista«.

 

 

Imagen por vbelinchón

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3 comentarios

  1. Mirta -  24 de septiembre de 2019 - 17:39

    Buenisimo y muy cierto. Creo que en la vida siempre nos arrepentimos por cosas que dejamis pasar diendo perfeccionistas y a la larga nos juega en contra.

    Responder

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